Por qué protestan los agricultores y qué podemos hacer al respecto

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De todo lo que hemos visto, escuchado y vivido a lo largo de las últimas semanas en toda Europa a raíz de las protestas masivas de los agricultores, personalmente extraigo dos conclusiones principales.

La primera: la situación del campo es tan insostenible y desde hace tanto tiempo, que los agricultores no han podido aguantar más y han dicho basta.

La segunda: la diversidad de opiniones es tan grande, que a veces desde fuera, o incluso desde dentro, se hace difícil entender los motivos y las exigencias que vemos en las manifestaciones.

En mi opinión, para buscar soluciones a la crisis actual y permanente del sector, teniendo en cuenta las dos premisas de más arriba, hace falta definir una estrategia de actuación conjunta que lleve las demandas a quien pueda hacer algo al respecto.

¿Y a quién me refiero?

Pues al conjunto de la sociedad (consumidores, empresarios, políticos, docentes, y por supuesto, a los propios agricultores).

Sin embargo, definir una estrategia conjunta no significa unificar todos los criterios, ya que esto sería totalmente utópico y en el fondo, poco útil, ya que en algunos aspectos las posiciones de los agricultores están realmente alejadas entre sí.

Durante las jornadas de protesta se han podido ver muchas pancartas en contra de la agenda 2030 y de las exigencias medioambientales que implica para el sector.

Personalmente, estoy de acuerdo, pero por motivos totalmente diferentes

Para mí, la agenda 2030 es demasiado “light” y totalmente insuficiente si queremos que tenga un impacto real sobre la crisis climática.

Sin embargo, hay agricultores que piden poder poner más plazas de cerdos en sus granjas. Otros piden poner fin a la prohibición de ciertos productos utilizados para fertilizar, curar o mantener los cultivos limpios de malas hierbas.

Otros exigen que el sistema de ayudas europeas deje de premiar a los que practican una agricultura más sostenible, mientras que algunos pedimos que las políticas sean aún más exigentes en estos aspectos.

La discrepancia es enriquecedora, provoca debate, y nos lleva a tomar acción. 

Pero, para llegar a la acción debemos evitar el eterno debate.

Cómo salir del callejón sin salida de la crisis agrícola

Estoy convencido de que la única forma de salir de este callejón es centrarnos en aquello que nos une, aquello en lo que todos estamos de acuerdo, y no en lo que nos separa.

Pero centrarnos en lo que nos une no quiere decir que tengamos que renunciar a nuestros principios, o al menos yo no tengo ninguna intención de dejar de trabajar para que la Agricultura Regenerativa sea el modelo agrario mayoritario.

Volviendo a los puntos en común, creo que hay una serie de puntos clave que estoy seguro que compartimos todos los agricultores, y que además son el fondo de la cuestión. 

El motivo por el cual lo sé es que los escucho en casa y en la calle desde que tengo uso de razón. 

Reivindicaciones agrarias con décadas de historia

¿Cuáles son las principales reivindicaciones que hace más de 40 años que está reclamando el conjunto del sector primario? (con bastante indiferencia por parte del resto de la sociedad).

La falta de rentabilidad y el exceso (o abuso) administrativo.

A día de hoy una tonelada de trigo se vende por unos 180 euros, mientras que hace 30 años se vendía por 160 euros (y ya era poco…). Si no eres agricultor, ¿te imaginas estar cobrando el mismo salario ahora que hace 30 años?

Por otro lado, hoy en día dedicamos unas 400 horas al año a rellenar y presentar papeleos, y con ello nos sentimos cada vez más fiscalizados, menos libres. 

Los maestros, médicos, bancarios o transportistas dedican unas 250 horas al año de media.

La falta de rentabilidad y el exceso (o abuso) administrativo son los dos eslabones débiles de una cadena que está a punto de romperse.

¿Y qué nos pasará si se rompe?

Imaginando una sociedad sin agricultores

En una sociedad sin agricultores ni ganaderos cambiaría radicalmente el mosaico paisajístico. 

De hecho, ya no podríamos hablar de mosaico pasiajístico, sino de una uniformidad de tierras abandonadas, sin gestión. 

Campos que poco a poco se irían llenando de plantas y arbustos que año tras año se irían secando y oxidando (porque ya no hay rebaños de herbívoros salvajes que los controlen), retornando a la atmósfera una parte muy importante del carbono absorbido.

Tanto esta masa vegetal como el incremento progresivo de la masa forestal que tendrían lugar si desapareciera la ganadería, supondría un volumen ingente de biomasa preparada para incendiarse en cualquier momento.

En una sociedad sin agricultores ni ganaderos, todos los alimentos tendrían que importarse de otras regiones del planeta.

Si bien a día de hoy estamos muy lejos de ser autosuficientes en cuanto a la producción de alimentos (el grado de soberanía alimentaria oscila entre el 10% y el 40% en la mayoría de territorios cercanos), no producir absolutamente ningún alimento nos colocaría en un escenario totalmente diferente del actual.

Imagina que por alguna razón el país de origen deja de producir o sube radicalmente los precios. 

O que de repente sube el precio del transporte (algo que ya hemos vivido a lo largo de los últimos tiempos). 

O que, por el motivo que sea, el transporte se detiene durante algunas semanas.

Imagina que de pronto dejan de llegar alimentos a los supermercados y las estanterías comienzan a vaciarse de un día para otro.

Sin agricultores y ganaderos dejarían de existir los productos locales. No sería posible ir al mercado a comprar pan, tomates o una longaniza. O al menos no de la calidad y el sabor que conocemos. 

Si todo viniera de otros lugares o si todo fuera artificial, todo tendría el mismo sabor (probablemente insípido). 

Cuando la prioridad de un producto es que pueda ser transportado y almacenado durante días, otras virtudes como el sabor, la calidad o los componentes nutricionales simplemente desaparecen

El precio de no tener agricultores y ganaderos cerca es el de comer alimentos que no valen nada ni aportan nada a tu cuerpo. 

Como siempre, no te das cuenta del valor de una cosa hasta que no la pierdes.

Crisis es oportunidad

Pero, ahora que se ha hecho ruido y se ha generado un debate público cuestionando el sistema agroalimentario actual (tanto agrícola como alimentario), ¿no vale la pena aprovechar este momento para mejorar la situación de un sector que ha vivido en precario durante las últimas décadas?

Y en caso de que la respuesta sea afirmativa, ¿qué podemos hacer?

Cuando una agricultora o un agricultor baja la persiana de su negocio, lo hace básicamente por cansancio. 

Cuando el hijo o la hija de un agricultor decide no continuar con el negocio familiar, lo hace básicamente por falta de motivación y perspectivas de futuro. 

Cuando una persona se plantea dejar la ciudad e irse a vivir al campo para trabajarlo, pero finalmente abandona la idea, es básicamente por la dificultad de acceder a la tierra y generar un negocio viable. 

Cansancio, desmotivación, dificultad, miedo… en definitiva sentimientos forjados durante años a causa de la dura realidad del sector. 

¿Qué realidad? Pues que en el campo no se gana dinero, muchas veces se pierde, y que las obligaciones burocráticas son tan elevadas, tan pesadas, que hacen de esta una situación realmente insoportable.

Para mejorar la rentabilidad de un negocio solo hay dos opciones. Reducir costes o incrementar ingresos. 

En la primera solo puede actuar el propio agricultor, pero en la segunda podemos actuar todos.

Los consumidores podemos fijarnos más en la compra y priorizar la proximidad y la calidad sobre el precio.

Las empresas que distribuyen alimentos pueden asegurar una oferta permanente de alimentos locales en detrimento de alimentos que provengan de otros países.

Y cuando un alimento provenga de otro país, etiquetarlo como corresponde para que el consumidor esté plenamente informado.

La administración puede ser más estricta en el cumplimiento de las normativas que evitan el fraude alimentario, pero también puede potenciar la compra y el consumo de proximidad, comenzando por ella misma.

Y los agricultores tenemos que mejorar todos los procesos relacionados con los primeros escalones de la cadena productiva.

Lo podemos hacer mejor, y lo debemos hacer mejor.

Y también tenemos que ser capaces de sintetizar el mensaje para poder llegar de forma clara al resto de la sociedad.

Respecto a los trámites administrativos, aquí sólo la administración puede intervenir.

Por cierto, cuando digo “administración” me refiero a los ayuntamientos, diputaciones, consejerías, y a los gobiernos locales, estatales y europeos.

Todos son responsables y todos tienen capacidad para cambiar el sistema, sin excusas.

Simplemente se trata de ponerse en la piel del agricultor y entender que ahora mismo no hay nada más importante que puedan hacer desde su posición que simplificar la burocracia.

Cualquier otra acción es totalmente inútil y un despilfarro de tiempo, dinero y recursos.

Las herramientas están ahí, solo hace falta utilizarlas.

¿Pasamos a la acción?

Todo es trabajo, y trabajo no le falta a casi nadie. Todo es tiempo, y si hay algo que genera estrés en la sociedad actual, es la falta de tiempo. Todo es dinero, y a nadie le gusta pagar más por un producto que se puede obtener de forma más económica.

Pero no hacer nada, y por tanto continuar como hasta ahora, implica unas pérdidas de trabajo, tiempo, dinero, ilusiones y motivaciones…. incalculables para nosotros y sobre todo para nuestros hijos.

Por nosotros, pero sobre todo para los que vendrán, toca pasar a la acción. Cada uno desde su posición y con las herramientas que tenga a su alcance.

Ahora es el momento porque nos jugamos tanto, que nos lo jugamos todo.

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Respuestas

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  1. Totalmente de acuerdo. Me gustaría ver en los supermercados claramente la procedencia de los productos, y que los productos locales estuvieran a la vista y con fácil acceso, ya que en los supermercados los productos más favorables para el comprador suelen estar o muy arriba o muy abajo para que compres el que ellos quieren que compres. La sección de frutas y verduras también tiene su aquel…este producto en la cabecera, este otro en el medio escondido entre otros…en fin , los supermercados hacen de la colocación de los productos una auténtica odisea para los compradores.

  2. No soy agricultora por lo que mi opinión es desde el punto de vista del consumidor únicamente. Entiendo, en parte, las protestas de los agricultores, ya que es necesario poner en marcha mecanismos para que los agricultores puedan vivir de su trabajo y sin necesidad de recurrir a subvenciones, que creo que solo funcionan a corto plazo. Estoy de acuerdo contigo totalmente en que se debe premiar (mediante subvenciones u otro tipo de recursos) solo (o más) a los agricultores que ponen en prácticas métodos sostenibles, en particular la agricultura regenerativa. No solo están alimentando a la población, están contribuyendo a luchar contra el cambio climático, y eso es ahora mismo básico para garantizar el futuro de la agricultura (y de todo el planeta). Cuando veo en los medios de comunicación que entre los motivos por los que la agricultores protestan es la agenda 2030 no puedo menos que pensar “¿Saben lo que dice la Agenda 2030? Creo que es una agenda justa y que, como bien dices, debería ser todavía más estricta. La agenda 2030 trata de asegurar el futuro del planeta y por supuesto de la agricultura (el futuro a largo plazo), y por supuesto el mantenimiento de los puestos de trabajo y, algo que me parece importantísimo, ayudar a desarrollar las zonas rurales que ahora mismo no están en su mejor momento.
    Nosotros como consumidores tenemos también una responsabilidad: la de elegir productos locales y producidos de forma sostenible. Tendríamos productos sin químicos y mucho más nutritivos sin necesidad de acabar con el suelo. Reconozco que, ahora mismo según está la cesta de la compra, la cosa está complicada, pero si todos los agricultores pasasen a métodos sostenibles de trabajo, quizá los precios se estabilizarían (menos gastos derivados de los productos químicos y más ingresos si se solucionase el batiburrillo que tenemos montado de la cadena alimentaria). Todos tenemos que contribuir a nuestro nivel, las administraciones eliminando la burocracia (trabajo no remunerado y totalmente prescindible, la burocracia no se come), ayudando a agricultores sostenibles, poniendo orden en la cadena alimentaria, los agricultores aplicando técnicas que garanticen la mejora de los suelos y sobre todo, aceptando que la ciencia va haciendo nuevos descubrimientos y que lo que se hacía antes a lo mejor no es tan bueno como piensan.
    EL trabajo es de todos y como bien dices, las negociaciones empiezan con lo que estamos de acuerdo y trabajar para eliminar las diferencias de una fomra justa para todos

  3. Estoy de acuerdo en gran medida en el diagnostico y las propuestas.Pero falta mas enfasis en 2 cosas:(a) el rol de los consumidores que contempla en gran medida habitos de consumo ( y de produccion) muy dificiles de cambiar y (b) hay crisis climatica(entre otras razones) resultado de lo que cosumimos y producimos

  4. Productos de proximidad: donde? Cuando salgo de compras me paso de tres a cuatro horas,siempre intento encontrar estos productos pero al final me vengo con una pequeña bolsa de manzanas. Quiero decir que no se puede poner patas arriba una tienda ,super o lo que sea, entonces necesitaría el día entero. Me encantaría tener donde poder comprar productos de proximidad,pero por desgracia no los encuentros, Anuncian la cooperativa del pueblo, allí voy y….nada de nada.en fin no les canso más. Referente a agricultura regenerativa,Totalmente de acuerdo, tengo un pequeño huerto e intento en mis posibilidades acoplarlo en esta dirección.un saludo.

  5. Los precios de todo han aumentado de forma escandalosa, la 🥩🍖 el 🐟🐠 pescado, la luz.
    Los sueldos no han aumentado y nos estamos empobreciendo TODOS.
    ¿Es por la enorme cantidad de inmigrantes que nos están llegando que compiten con nosotros por la comida?.
    Algo anda mal!!!

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